Se espera que esta modalidad televisiva dinamice la oferta de contenidos de la televisión digital terrestre, aunque suponga una nueva inversión en aparatos descodificadores
A medida que se acerca el momento del apagón analógico, el 3 de abril de 2010, las noticias sobre la TDT se suceden con rapidez. Por un lado se intenta impulsar desde el Ministerio de Industria una televisión digital en alta definición, y se deja vía libre a los canales de pago en la modalidad digital terrestre. Con esta medida se quiere revitalizar la oferta de contenidos televisivos, todavía muy pobre en la TDT, y por otro equiparar España con los niveles de emisiones de pago europeas, que siguen siendo muy superiores. Los deportes, el cine y las series televisivas serán las estrellas de esta modalidad cerrada que, sin embargo, requerirá de un nuevo tipo de descodificador, sin que se pueda acceder a ella desde los 17 millones de aparatos ya comprados por los usuarios.
El pasado 17 de junio el Ministerio de Industria dio luz verde mediante un real decreto a los canales de televisión digital terrestre de pago. La medida no era esperada por las plataformas que ya operan con canales cerrados, sobre todo por cable y emisión por satélite. El argumento que se dio para acelerar esta modalidad en la TDT es que la actual situación de las emisiones digitales terrestres es de estancamiento, con una oferta muy pobre en canales y programas, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos donde la programación es variada y atractiva.
El Ministerio pretende así hacer apetecible a las cadenas el negocio de la TDT, ya que éstas se han quejado repetidamente a lo largo de los últimos años del difícil retorno monetario que supone abrir múltiples canales nuevos y llenarlos de contenido en un país donde la inversión en publicidad televisiva es cada vez menor. Prueba de ello es el desolador paisaje de los numerosos canales de TDT, que en su mayoría se dedican a replicar los programas emitidos en las cadenas analógicas sin contar apenas con nuevas producciones.
A partir de ahora, los operadores que posean una licencia de TDT podrán explotar total o parcialmente en el sistema de acceso condicional uno de los canales digitales, “siempre que su concesión permita la explotación de más de un canal”, es decir: siempre que ofrezcan otra alternativa en abierto. En la actual situación sólo unas pocas plataformas (Sogecable, Telefónica y Ono) explotan canales de pago, principalmente por cable.
Tras conocer la decisión del Ministerio, estas plataformas se apresuraron a mostrar sus reticencias aduciendo que una gran proliferación de canales en cerrado no favorecerán al negocio en general, ya que tanto la audiencia como el “pastel publicitario” son limitados.
Por otro lado, también las operadoras de telefonía (agrupadas en la plataforma Redtel) han protestado. Redtel (Ono, Orange, Telefónica y Vodafone) espera la concesión de frecuencias en el espectro analógico que se abandona en favor de la TDT. La razón es que quieren aprovechar dichas frecuencias para emitir televisión para móviles, y consideran que se da preferencia a los canales de pago en digital terrestre.
Buena penetración y poca cuota de audiencia
En España la penetración de la TDT es razonable si se tiene en cuenta que todavía quedan nueve meses para el apagón analógico y durante los mismos se va acelerar la adaptación al nuevo formato digital. La TDT española tiene hoy una penetración del 45% de las viviendas. Sin embargo, el problema está en que su cuota de pantalla no supera el 27%.
Esto puede traducirse en que en los hogares donde se recibe, se usa principalmente para ver la versión digital de las cadenas tradicionales y poco más. Las razones exhibidas revelan un círculo vicioso difícil de romper: desde las cadenas de aduce que sin publicidad no se puede ofrecer buena programación, y los inversores publicitarios responden que necesitan buenos programas para poder anunciarse.
La situación en cuanto a televisión digital es similar a la de países como Francia o Italia y a mucha distancia de la penetración de la televisión digital (sumando cable, Internet y TDT) en Reino Unido, donde supera el 65%. Pero donde la diferencia se hace más notable respecto al resto de Europa occidental es en la explotación de canales de pago. Mientras la media europea se sitúa por encima del 50% de los hogares, en España no llega al 25% (24,6%).
¿Descodificadores inservibles?
Aparte del probable entorno de competencia feroz que se pueda producir en la televisión de pago, ésta conlleva otro tema controvertido. Se trata de los 17 millones de descodificadores para TDT en abierto y no interactiva (sumando los decodificadores externos, los incluidos en los televisores, y los que incorporan otros aparatos como los reproductores de DVD) que se han vendido en los últimos años y que no son útiles para visionar canales de pago.
La TDT de pago es interactiva, y por lo tanto requiere de un canal de retorno para escoger los programas que se deseen ver y efectuar los pagos. La inmensa mayoría de los descodificadores que han adquirido los usuarios no poseen dicho canal de retorno y por tanto deberán ser sustituidos si se quiere acceder a los canales de pago. Además, los televisores planos de gama alta que incorporan sintonizador TDT verán su utilidad mermada, ya que al precio pagado por ellos habrá que sumar el de un nuevo descodificador, puesto que el que llevan no valdrá.
Por otro lado, la oferta de descodificadores interactivos es todavía baja y la información del consumidor sobre los mismos pobre. Aunque sus precios están bajando, todavía se sitúan por encima de los 100 euros, más que los 30 euros que ahora cuesta un descodificador no interactivo. Hay propuestas intermedias a los descodificadores interactivos, como el que ofrece la empresa española Dahlia TV, que subvenciona dispositivos que funcionan con tarjetas de prepago.
Ésta parece ser la solución preferida por el momento por las cadenas en espera de la consolidación de los interactivos en el mercado. Pero desde Asimelec, la patronal de los fabricantes de aparatos electrónicos, muestran reticencias. Aducen que no es lógico tener que incorporar ahora dispositivos de prepago para luego cambiar a los interactivos y más tarde a los que proporcionen señal en alta definición (otra tecnología que el Ministerio quiere impulsar en la TDT).
Cuestión de protocolo
Finalmente, otra incógnita que enturbia la implantación de la TDT de pago (y por extensión de la interactiva) es el estándar que deberán adoptar los descodificadores para ser compatibles con todas las cadenas. Todos los sectores están de acuerdo en que no sería lógico que el usuario tuviera que contar con un descodificador diferente por cada cadena que tiene canales de pago, y que lo cabal es adoptar una tecnología estándar para los diferentes descodificadores que se vendan. De este modo se podría acceder a los distintos canales sin problemas desde cualquier dispositivo interactivo.
Ahora bien, el conflicto radica en que la TDT interactiva permite muchos servicios adicionales que pueden ser el factor diferencial de cada cadena, por lo que un protocolo demasiado rígido impediría a los diferentes canales destacarse sobre la competencia. Es por ello que se ha optado por la tecnología MHP frente a la DBV que usa la TDT no interactiva. La ventaja del protocolo MHP es que permite que el usuario descargue al descodificador extensiones, también llamadas “plugins”, a la manera de como se hace en el ordenador con los navegadores web. Estas extensiones, pequeños programas en realidad, incorporarían funcionalidades extra y exclusivas de cada canal, de modo que estos pudieran ofrecer su oferta diferenciada del resto.
Fuente : Consumer/Puede leer el original aquí
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